Cada piel representa un caso específico, pero de modo general se pueden clasificar en cuatro tipos, cada una con sus propias características, tratamientos y precauciones.
1.- Piel normal: esta es la más común a tratar, generalmente no hay ningún problema en particular, únicamente disponer de cuidados para evitar deterioros.
2.- Piel mixta: se llama así por la combinación de la piel normal y la piel grasa. Comúnmente se puede identificar si existe acumulación de grasa en la llamada zona “T”, es decir; frente, barbilla y nariz.
3.- Piel grasa: este tipo de piel presenta una cantidad grande de sebo, lo que provoca granos y puntos negros.
4.- Piel seca: este tipo de piel se caracteriza por la falta de hidratación creando un aspecto de rigidez.